miércoles, mayo 31, 2006

Aquel transeúnte...

Te voy a contar una historia de amor: Habito un cuerpo que no me contiene. Busco en los otros aquello que en mí no puedo expresar. Todos me miran, pero ven a otra persona y mi boca no puede decir quién soy en verdad. Me he acostumbrado a usar este disfraz, pero cuando se posan en mí unos ojos como los de esta tarde, mi mundo inventado tambalea.
Fue una mirada fugaz; apenas un rozar de párpados, pero allí supe que quisiera despertarme con el brillo de esa mirada y compartir con ella el silencio de mi habitación.
Pero no se puede (me dije al momento) y sólo me dedique a soñar con que un día sea capaz de tomar esa mano y comenzar a caminar hacia cualquier parte.
Fui feliz, como lo soy cada vez que dejo vagar mi mente en el universo que existe dentro mío y en donde no hay límites, ni nubes atemorizantes...No me gustan las nubes: siento que esconden algo (como yo) o que son capaces de ver mi secreto.
La gente, en cambio, o bien su acelerado vivir no me asustan, ya que apenas son capaces de verse, menos aún podrían penetrar el alma de otro que se para a su lado en la micro o que comparte el reflejo de un vidrio. La gente ya dejó de detenerse en los detalles. No hay tiempo para eso: hay que vivir, producir, madrugar e ir a dormir. Lo demás está en los libros o son temas que no incrementan la bolsa de valores.
Mejor para mí. Así puedo vagar por la ciudad tranquilo ( a lo más pensarán que soy excéntrico), que pertenezco a esta nueva clases de hombres ABC1, que vivo en un loft, que tengo una polola de años y, si no hemos formado familia es porque ambos queremos viajar, ser exitosos profesionales y gastamos la vida y el suculento sueldo en un gimnasio tres veces por semana.
Nada más alejado de mi vida.
Vivo en una casa pequeña, estilo monje lama; soy ordenado en las artes den feng-shui; tengo un pez a quien hablo y alimento; no cuelgo fotos de familia en las paredes, ni reproducciones de pintores impresionistas desconocidos; no tengo más muebles que mi velador-cómoda-mesa de tv-comedor y de trabajo; un sillón desvencijado donde suelo aterrizar cuando las copas me impiden ver la cama y un par de colgadores que dan cuenta de mis escuálidas ropas y tenidas domingueras.
¡Cómo quisiera que esos ojos estuvieran entre mis precarias pertenencias! Abriría el postigo que da al parque para que las luces de los faroles inundaran nuestra conversación. Me volvería locuaz y desempolvaría esos viejos temas que hace mucho no hablo con nadie.
Pero no crean que soy un solitario. No. Hablo, todos los días más que el promedio de los seres humanos pensantes, pero cuando de conversaciones se trata, mi universo se reduce a un par de personas (tan extravagantes como yo) y a Tomás. Ah, perdón, Tomás es mi pez tropical. Está solo, al igual que yo, pero él sí tuvo su oportunidad de cambiar el curso de su vida. La tuvo y la desechó. Somos esteparios.
Pero si esa mirada hubiera entendido mi mensaje, ahora mismo estaría aquí, observando todo con su haz azul y Tomás y yo estaríamos expectantes con su presencia.
Pero no ha ocurrido así. Esos ojos apenas me distinguieron por un segundo en medio del gentío y luego me dejaron ir como a los demás. Por un momento existí para ellos, sólo para ellos y fui inmensamente feliz.
Acabo de contarle a Tomás mi historia de amor. Pareció alegrarse; subió varias veces a la superficie como queriendo decirme algo; nado en torno a su pecera y luego se apegó al vidrio mirándome fijamente. Ya me confesé con él.
Ahora lo hago contigo.

martes, mayo 30, 2006

Hoy día...


Hoy día vi la primavera de los sueños florecer en mi trabajo...la primavera de la osadía de soñar un mañana colectivo sin pausas, ni límites...la primavera de querer tomarse el cielo por asalto y tapizarlo de igualdad.
Hoy fui parte de una primavera histórica, distinta a las de antaño, pero con el mismo sabor a compromiso, a querer saber, entender y aportar.
Hoy presencié una primavera histórica allí donde el invierno es amable, la comida está siempre a pedir de boca, el bienestar se respira por los cuatro costados y donde, hasta hoy, yo pensaba que no había un gramo de sensibilidad.
Hoy día, muy temprano, el reloj me tenía guardada una sorpresa: su odioso tintinear no iba a ser en vano.

domingo, mayo 28, 2006

Retazos...


Una tarde que se aquieta en el sol...un camino que despide andenes...una fuga.
Los trinos se diluyen, van y vienen en una mente desquiciada de calor...música de adoquines.
Una espera.
Casas de colores desperramadas...una vida dibujada en el aire...
Un anhelo.
¿Cómo describir el paso innato de las horas?
Una mirada transita en vereda desigual...los pasos se alejan trastabillando...las manos se agolpan, gritan, aplauden.
Se tapa el sol...lo tapan...lo guardan hasta nuevo aviso.
Un aviso.
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De blanco camino para que todo se refleje y se aleje por donde vino. Me confundo en la ausencia de estas calles de domingo y miro ensimismada el laborioso afán de otros que construyen. Me reclino en el asfalto y aspiro hondo el líquido pesado. Siento placer, comodidad y hasta alegría. No alcanza para una risa destemplada, pero me revuelvo conforme en esta tarde que de nuevo se va, que nuevamente decide dejarme a un lado, pero esta vez sin despedidas tristes, ni pañuelitos blancos al viento.
Es hora de comenzar el regreso; de volver la vista a la agenda y el calendario. ¡Se acabó el paseo al descanso y la pasividad!
No es fácil...nunca lo ha sido, pero ya se tiene la huella trazada en la sien.
Ahí voy.
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sábado, mayo 27, 2006

¿Para quién son mis palabras?


Mis palabras son para ti
pero también para el eco y la sombra
para el transeúnte despistado
que golpea mi hombro con fiereza.

Mis palabras son para los intersticios
de la mente
la tuya y la de todos
son para la memoria colectiva
para la melancolía y los magnolios.

Mis palabras no tienen dueño
sólo procedencia... no tienen destino
sólo andenes
se perpetran en el viento
se encolerizan en mis párpados.

Mis palabras son
sólo eso...mías.

jueves, mayo 25, 2006

Aclaración...



Suele ocurrir que confundimos la oscuridad con la falta de luz o la definitiva ausencia de ésta...pero ése es sólo un error cultural; otro resquicio medieval que nos implantaron en el inconciente.
Dentro de la oscuridad, sí, hay luz y, a veces tanta que enceguece...sólo basta saber dirigir y enfocar bien la mirada, ver de costado o de tantas formas que nos han sido vedadas.
Es hora de aprender a ver, ya que a mirar nos enseñaron justo cuando definieron el curso de los colores y, con ello, nos embadurnaron de prejuicios.
La belleza no está en el arco iris, sino en quien sabe verlo.

Alternativa...

Podría llegar amarte
si sólo me dieras tiempo y alas
si dejaras de esquivar tus pasos de mi destino
y no limpiaras tus uñas de mis circunstancias.

Podría amar tu demencial ausencia
tu presencia sin nombre propio
ese caminar sin rasgos que persigo
esa negrura de niebla que te envuelve.

miércoles, mayo 24, 2006

Cardiaco...

Hundo mi mano en corazón inerte
urge un latido ensangrentado
impertérrito en otoñal suspenso
casi exagüe de amapolas desfloradas.

La calma del ventrículo me aniquila
yazgo en territorio de amoroso descampado
nadie toca el coágulo añejado
nadie sabe de su derrame en tierra firme.

No hay pancartas en mis ojos ahuecados
las cuencas lucen fulgores atrasados
atemporales latitudes de pálpitos idos
qué hacer con el eco eternizado.

Sólo esperar a la aurícula alocada
cuando de su trinar despida un exhalo
un derritir del congelamiento porfiado
el despertar del otoño enquistado.

viernes, mayo 19, 2006

Ultimatum...


Hay que quedarse totalmente solo para pertenecerse por completo...

Rastrojo...


El tiempo es inamovible en su eterno despuntar y hundirse...
las que antaño fueron sonrisas de complicidad,
luego se vuelven muecas que
desgranan en rictus antes de convertirse en
un susurro de espacio compartido.
Hay historias que se desvanecen en el smog de las circunstancias y
son reemplazadas por otras que apenas uno atiende y entiende.
En resumen,
hay soles que,
si no se comparten,
están condenados a morir por falta de aire
y ellos,
en su despedida,
arrastran un rastrojo de esa amistad que
se creyó nunca sería doblegada.
Los momentos se van de uno,
lo dejan y
sólo cuando te enfrentas con su volátil reflejo,
sabes que ya no tienen retorno...
se han ido y YA!
¿Qué hacer?...
Prender un cigarro,
mirar desde el piso 11 y
descubrir que ya no hay razones para dejarse ir por el vértigo.
Es el instante de quedarse o...
quedarse por un instante más...
¿cómo saberlo?

sábado, mayo 13, 2006

En el espacio de nunca jamás


Nunca me había perdido de esta manera...
encapsulada en el espacio intangible me hallaba aullando sin ser escuchada, deletreando y paladeando sonidos que me son cercanos y con los cuales me busco en la niebla...
pero esta vez, nada me hacía encontrarme...
con el sino de extinguirme en la pesadilla del anonimato, apreté botones, estrujé ayudas y nada...
seguía allí, excluida en una torre de silencio y distancia, alejada en una aureola de cristal que opacaba mis socorros...
incluso ahora, en este momento, no estoy segura de haberme encontrado...
solo lo sabré cuando pulse el botón rojo que me devuelva al maremagnum de ondas sonoras o me suma, definitivamente en la nada...
me siento como un enterrado vivo, un resucitado de la catalepsia verbal que aún sangra de las uñas de tanto arañar teclas de tinta invisible...
Ahora veré si esto es cierto o nuevamente es un vano intento por revivir...

sábado, mayo 06, 2006

Disgresiones...

He vivido aplazando vivir
he ido hacia donde tengo que ir
merodeando en el trayecto
adivinando el camino
deteniéndome
desviándome
sacando la vuelta de mi propia vida
yéndome por las ramas...
...en el cénit...
ya nada cambia