La cabeza se me parte.
Un trozo queda atrapado en mi mandíbula; el otro se eleva por los aires hasta alcanzar la libertad.
El cuello convulsiona espantado por tanta orfandad, mientras la médula babea colérica y desquiciada.
Las yemas de mis dedos renunciaron a portar una identidad en desuso.
La úlcera se declara en colapso y se niega a inmolarse por una existencia de papel.
El corazón huyó tras los pasos de una quimera inadvertida.
Me he quedado sin nada.
3 comentarios:
dónde guardarás tu mirada en este otoño?
Nice escrito de hoy, me recuerda a algo, pero no se a que, lo leere otra vez a ver si me acuerdo.
Saludos Lejanos
pronto estaré de cumpleaños. le pediré tu mirada a las estrellas.
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