Caminó, resuelto, hacia la esquina contraria a su destino; ese destino que los dioses le habían dibujado como una mueca burlesca, en una de esas tardes de olímpico aburrimiento...ya lo había hecho todo, encarnaba males y perversiones, atraía colvulsiones demoniacas y agoreras calamidades, pero ÉL estaba resuelto a darle un giro a su sino marcado.
Caminó, resuelto, hacia los soldados que venían a su encuentro...no opuso resistencia alguna...sabía que sería sometido a cruentos interrogatorios, vejámenes y escarnios, pero hasta disfrutaba la imagen que de todos estos tormentos se hacía en su mente.
Y como la plasmación de sus imágenes mentales, vivió, una y otra vez, la furia de los otros...luego...
Caminó, resuelto, a la esquina contraria a su destino: una cruz en lo alto del Gólgota, donde lo esperaban la redención y la fama...
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