uno escribe para uno, para descifrarse, conocerse y, siquiera, comprenderse un poco.
Uno escribe emulando un acto de redención, para purgar lo que se intenta decir y que otros no pueden escuchar. Pero no poder escuchar es muy humano porque nadie puede oir lo que otro siente.
No hay cárcel peor que las palabras y no hay mayor penuria que aquél que intenta librarse de ellas.
Las palabras nos vienen cosidas a algunos; cosidas con hilo de piel, de nervio y de alma. Deshacerse de ellas es desarmarse, mutilarse, perderse.
Cuando se tiene conciencia de que uno trae adherida tamaña carga sólo queda un camino: hundir la nariz en la telaraña de las letras y escribir.
Escribir como el acto sublime de la paradoja:
"lo que te asfixia al mismo tiempo te mantiene vivo, sintiendo".
Es un ejercicio que no cesa...eterno, adictivo y placentero.
2 comentarios:
Si, nunca nadie tuvo tanta razón frente a algo. Tienes la bestia del escritor dentro de ti, igual que la teniente Ripley en Alien, domarlo lleva toda la vida, y más. Felicidades y fuerza, eres la mejor
Escribir, escribir y escribir.
A veces me canso de segregar tantas letras, me canso de unirlas y pegarlas con saliva.
Cuando dejo que se sequen en mi estómago, estas forman costras duras como cálculos.
entre el dolor de estómago y el cansancio mi cuerpo está en vaivén.
ahora me siento, y vomito mis cálculos.
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