Estaba sentada frente al computador, ordenando ideas que dieran forma a un relato, una historia encubierta quizás, un acertijo autobiográfico más, pero no cuajaban las imágenes en la mente. Me paré para buscar añejos borradores que me dieran una pista por donde comenzar y fue en ese preciso instante en que el celular me dio la alarma de mensaje. Al mirar la pantalla y ver el nombre que allí aparecía se me heló la sangre. Lo abrí y la lectura se transformó en un temblor que me recorrió de pies a cabeza. Aquella persona se fue para siempre hace ya 6 años.
miércoles, julio 26, 2006
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