sábado, mayo 19, 2012

Vuelvo por estos lares...

Estoy volviendo
retomando este vestigio de mirada
asiendo el hilo de Aridna que un día abandoné.
Hoy lo recojo
con algo de recelo
de pudor verbal
de nostalgia.
No sé si me quedaré por mucho rato
si seré tan fértil como antaño
tan prolija en la palabra
tan profunda en la emoción.
Pero heme aquí de regreso
vinculada y vinculante
con los mismos colgajos
dos preguntas más
más años más gritas más goces más y más.
gracias a los que me esperaron
gracias a los que llegaron mientras mi ausencia
gracias a los que vendrán, al igual que yo,
por estos lares.

viernes, noviembre 05, 2010

Esto no es más que vivir.


Una grieta

un leve resquicio de memoria

una trampa

el inocente mirar hacia atrás

un estallido que triza la memoria

el exhalo atorado por siglos

y el desbande lo que lo se creía olvidado.

Un palpitar absurdo

un suspiro anacrónico

una imagen desdibujada

la sensación de una nada colmada de todo

y la tarde que sigue su paso incólume.



Esto no es más que vivir.

domingo, octubre 24, 2010

Finalmente, las palabras entorpecen el decir.

Finalmente,
las palabras entorpecen el decir,
enturbian el epíteto de la verdad y cuajan,
entregadas,
con la paradoja irónica de lo transparente.
Finalmente,
las palabras forman su propio laberinto asfixiante,
que las ahorca y entumece,
que las muta y torna invisible su significado.
Finalmente,
las palabras no nos representan.
Se rebelan en cuanto salen disparadas de nuestra boca
y adquieren vida y consistencia propias.
Es su truco.
Nos hacen creer que llevarán el mensaje leal y fielmente,
pero en cuanto sienten la brisa sobre sí olvidan su promesa
y corren con semántica propia.
Quizás sea por la venganza de saberse dependientes de otro que las sueñe,
las idee, ordene y vomite.
Quizás por la inquina de saberse con una existencia inefable,
etérea y limbática como las emociones que las paren.
Tal vez por esto o aquello,
sin duda por lo aparente o lo evidente,
acaso por injusticia o falsa erudición,
lo cierto es que...
finalmente
las palabras entorpecen el decir.

domingo, octubre 03, 2010

La muerte me envidia.


La muerte me envidia
no se atreve conmigo
me trata como a una cebolla
con su mortecino y doloroso tentáculo
me saca piel por piel
pero no se atreve a mirarme a los ojos.

Sabe que no la temo
sabe que la invoco
sabe que la deseo con lujuria insana
sabe entonces que no soy su soldado ni esbirro.

Envidia mi atrevimiento
mi falta de pleitesía
mi rodilla no dispuesta a doblegarse ante su fatua carcajada.

Envidia mi amor hacia ella
porque no conoce ese afán
nadie antes que yo se lo ha prodigado
sólo sabe de su bárbara soledad.

Por eso me cerca
me amenaza con los nombres que me dan sentido
aun sabiendo que con ello no me doma
aun sabiendo que con ello
me cago en su supuesto poder.

Anda, atrévete conmigo
despliega tu veneno en mi cara
hazte hembra mirándome a los ojos
así, de frente, como yo te he llamado
sin pausas, sin eufemismos, sin refranes ni metáforas.

Jaja no sabes invocarme
se te atraganta mi nombre, oh poderoso y absoluta muerte
se te atraganta mi nombre.

Finalmente tu ausencia no es mi condena
sino la atadura que te ciñe a mí

Entonces, ¿quién pierde la batalla, puta asquerosa?


domingo, septiembre 26, 2010


Tengo una pena negra
pena de lágrima de rincón
de lloro silencioso y clandestino
de lengua muda y razón algo desconocida...aunque sólo algo.

Camino por sendas de seda asfixiantes
sueño con mi Wallis a media mañana
se me enreda ese dolor con este otro y con el mío propio
camino por sendas de ásperas sedas.

¿Dónde pongo esta pena?
¿Qué recipiente puede contenerla por un rato sólo para poder salir a respirar un poco?

lunes, septiembre 13, 2010

La vida es una puta veleidosa

Mi razón no pide piedad
se dispone a partir.

Borges dijo una vez que la vida se construye de momentos y,
por algo,
no incluyó las pausas.
La vida no tiene pausas.
Es demasiado perversa para concebir treguas.
Ella,
al igual que los niños,
cree que las sorpresas son siempre alegres.
Pero,
a diferencia de los infantes,
la vida sabe que sus sorpresas son demoledoramente trágicas,
hirientes,
decomunales e insanas.
La vida siente envidia de la calma,
de la armonía e incluso,
es envidiosa de la felicidad,
aunque sabe que ésta fue inventada,
como un artilugio,
para que ella fuera la reina,
la irrenunciable.

Por eso
no creo en la vida
porque no vale nada
porque es una puta veleidosa
porque se entrega al iluso
al idealista precario
al espejismo utópico
al que no tiene nada.

viernes, agosto 06, 2010


Los días me muerden la razón

y me desvisten con una lujuria apremiante

de poca ternura

nulo entendiemiento

y todo de contestación.


Nadie hoy clama por una pausa

palabra olvidada

gesto en extinción

preámbulo marchito

reemplazado

mutado

desechado por exceso de misericordia.


Un nuevo dios

un matriarcado esclavizante

la premura

la urgencia

y su amante lascivo

el apuro

lo inmediato.


Mientras tanto

yacemos atolondrados

asfixiados de tanto respirar

boquiabiertos de realidad

narcotizados de una consciencia etérea.


¿Hasta cuándo, digo yo?

¿Hasta cuándo cultivamos el afrecho que nos ahoga?

¿Hasta cuándo jugamos al borrego consciente de su fragilidad?

Hasta cuando la muerte nos separe de tanta soberbia.

Hasta cuando decidamos lo imposible.

Hasta cuando dejemos de creer en nosotros.

Hasta que dejemos de ser vacas sagradas de una creación fraudulenta.