
Los días me muerden la razón
y me desvisten con una lujuria apremiante
de poca ternura
nulo entendiemiento
y todo de contestación.
Nadie hoy clama por una pausa
palabra olvidada
gesto en extinción
preámbulo marchito
reemplazado
mutado
desechado por exceso de misericordia.
Un nuevo dios
un matriarcado esclavizante
la premura
la urgencia
y su amante lascivo
el apuro
lo inmediato.
Mientras tanto
yacemos atolondrados
asfixiados de tanto respirar
boquiabiertos de realidad
narcotizados de una consciencia etérea.
¿Hasta cuándo, digo yo?
¿Hasta cuándo cultivamos el afrecho que nos ahoga?
¿Hasta cuándo jugamos al borrego consciente de su fragilidad?
Hasta cuando la muerte nos separe de tanta soberbia.
Hasta cuando decidamos lo imposible.
Hasta cuando dejemos de creer en nosotros.
Hasta que dejemos de ser vacas sagradas de una creación fraudulenta.
2 comentarios:
demoledor, como una pasoón sin amanecer.
còmo abandonamos estos cueros?
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