miércoles, junio 27, 2007

Me voy.
Me voy del libro, de los libros. De este y de los otros.
Tengo prisa. Me esperan en Longaví,
en Lautaro, en Parral, cerca de algunos ríos, en aldeas,
en cines, en escuelas pequeñitas como naranjas.
No tengo ninguna prisa:
llegaré a todas partes. Me iré
caminando y silbando, me
iré de primaveral, de negro,
me iré lloviendo por todas partes,
me iré cantando.
Es decir no me voy.
No me voy a ninguna parte.
Hasta luego! Me quedo aquí,
contigo, en esta puerta, en esta silla,
en esta estación de trenes feroces,
en este hangar habitado por el invierno.
Tengo una campana, un fuego,
un trozo de madera color de ámbar
para tí, para nosotros,
para todos.
Quiero que veas, oigas y toques mi regalo;
mi canto.
Adiós, querido amigo,
querida amiga.
¿Cómo te llamas?
Pablo Neruda.
Todos nos despedimos alguna vez sin irnos del todo.
Nos vamos a tocar fondo,
a la mierda
o a la punta del cerro;
nos vamos, pero volveremos (como dijo Mc Arthur)
nos vamos hasta mañana
nos vamos quedando solos
nos vamos sin pagar la cuenta
nos vamos en un quejido orgásmico.
El tema parece ser irse... pero quedándose,
irse en gerundio,
entre Tongoy y Los Vilos,
para que parezca pero no sea,
para que huela pero no apeste.
Morimos y reencarnamos
o resucitamos
o penamos
o nos recuerdan...
Me voy...
¡ y que nadie ose detenerme !

domingo, junio 24, 2007

me miro por detrás de la lluvia
la misma que cae ahora copiosamente por el ventanal que da al único norte que sé reconocer (y, ni tanto)
siento mi pecho clavado a mi espalda, tanto que un respiro me cuesta un lamento
eso se llama angustia
y es una visitante indeseada que se cuela por todos lados
cuando es invierno en mi vereda
y trae el frío hasta mis manos
y trae los recuerdos triste
y viene con la soledad que le sirve de comparsa
y ambas se alojan en mi piel y la marchitan
la angustia me vino de pronto
se me echó encima
venía en el cigarrillo de la penumbra
se pegó en mi carganta y comenzó a corroerme desde allí hasta el alma
el llanto no aplaca
se anuda alrededor de mi cuello
me espanta ese sueño narcótico que ya debiera estar haciendo su debut diario
mañana me costará salir del letargo
mañana despertaré con pena
mañana seguirá lloviendo en mi ventana

mañana es una palabra sin raíces.

viernes, junio 15, 2007

A milímetros en el Metro...


El Metro atiborrado de cansancio como sólo puede estarlo un viernes, a las 18:30 hrs. Los cuerpos se juntan, luchando por no tocarse más allá del decoro, del apretujamiento obligado. Las caras orientadas hacia el cielo y no, precisamente, en son de plegaria, sino más bien para no herir las distancias con el aliento cercano. Todos con la vista fija en un punto muerto, como si Fátima (la aparición milagrosa) se hubiese trasladado, misericordiosa, para darle esperanza a este gentío contreñido.

Dos muletas, un embarazo, un par de desconocidos aprovechando el instante para conocerse las presas y yo, escudriñando entre los cuerpos para rescatarme a partir del anonimato, gozando solita por esta larga y ancha semana que ya termina y fantaseando con la cerveza que tengo ahora entre mis manos mientras deletreo un viaje más en el Metro.

martes, junio 12, 2007

En una de ésas un trébol...


aparece un trébol y cunde el caos
la semilla de la suerte fue abortada antes de fenecer bajo tierra
y el jubiloso cántico de la lluvia apaga el rugido de las cuatro hojas
de la suerte envasada
de la gloria conferida a una planta de ordinaria existencia

como nosotros que elevamos plegarias
fingiendo creer
suponiendo redención
augurando un pedazo de eternidad como nuestro osario

bueno...y qué tanto da si creemos ilusamente,
si nos entregamos sin reserva a las utopías,
si dormimos en paz tan sólo por lanzar un rezo en la semiconciencia del sueño
y nos golpeamos el pecho en la semi-inconciencia del descaro

al final...en una de ésas...
un trébol nos toca la sien y se desparrama el caos

viernes, junio 08, 2007

jabonosas miradas
mariposas astilladas como en un sueño caótico
un paso sin una estela,
sin raíz,
sin pasado;
una identidad que se deja caer
entrecortada
suplicante
con un colgajo de días
y estrías en la frente

manos paralizadas
en la onírisis de un día azul y claro
una cercanía que enturbia
un beso que desperfila
....un viernes para vivir y sepultar.

viernes, junio 01, 2007

Mi oficio diario...


¿Qué se escribe cuando se está conforme con los días?



Hace mucho que mi cabeza no da para poemas. Ser profe es un asunto de vísceras, que te roba el alma y te la devuelve en una sonrisa, un gesto de cariño, un saludo con afecto sincero.



Pero, al mismo tiempo, allí hay mucha poesía...en el hablar atropellado de los adolescentes, en la urgencia de sus urgencias, en sus anhelos idealistas, en sus frustraciones momentáneas, en sus grandes y atormentadas historias que los revolucionan por un día, un momento apenas y que las viven como si fueran su último exhalo...Allí también hay poesía.



Por estos días, no he escrito poemas...sólo los he mirado a la cara.