jueves, marzo 27, 2008

Puedo amar
el polvo que se junta en el fondo de los bolsillos
la greña de pelo que persistente cae sobre una frente
el mordisquear la tapa de los lápices
las manos frías en otoño y primavera
la manía de sentarse siempre en el mismo sitio
la modorra de un domingo por la tarde
el movimiento incesante de unas piernas nerviosas
el tarareo de una canción bajo la lluvia
el culto a un dios inexistente
la molestia de un despertar brusco
la inocencia de un libro olvidado en el velador
el amor que se prodigan los caracoles
los tumultos
las alucinaciones
los sueños inconclusos
los sones de un bolero amargado
una escalera que no conduzca a ninguna parte
una ecuación que intenta explicar la vida

Lo único que no es amable es la distancia que me separa de ti.


martes, marzo 25, 2008


Mi mente es una disgresión empedernida

un sobresalto constante

un inmóvil vaivén en el espacio del sueño.

Yo soy una certeza hecha jirones

un harapo con efigie humana

un desencuentro taciturno.

Mis huesos echaron andar el futuro

no los detiene el compás del viento

los calma en ansia de un encuentro.

Sólo eso...


a lo lejos alguien canta


Comienzo pasos de retirada

volver la vista es lo que conozco

la aventura creció lejos de mis orillas

prefiero la suave rutina de mis rendijas

y el polvo anquilosado de mis uñas.


Duró lo que pervive un suspiro

como todo...

sábado, marzo 22, 2008

A veces las despedidas son dolorosas...bueno, casi siempre, pero es peor cuando alguien se va sin decir adiós...algo queda en el aire sin ser resuelto, vacilante e incierto.
El adiós, aunque suene resuelto y definitivo, sin retorno, deja un espacio que puede, eventualmente, ser llenado. En cambio la no despedida invita a la espera por tiempo indefinido y, convengamos, no hay espera que sea placentera, ni siquiera aquella que esgrimen las futuras madres o los padres ansiosos...las esperas siempre son una tortura; dejan la sensación de que algo está ocurriendo allá afuera y uno se lo está perdiendo, aunque sea sólo el pasar taciturno de una micro.

jueves, marzo 20, 2008

Hoy una alumna me confidenció que le habían dado su primer beso.
Hoy un pequeño se atrevió a leer frente a sus compañeros, pese a su tartamudez.
Hoy un alumno me contó un chiste cochino en mitad de la clase.
Hoy hablé sobre la literatura neoclásica y los hecatónquiros.
Hoy disfruté nuevamente con el gitano Melquiades.
Hoy escuché las penas de amor de un alumno enamorado.

Hoy fue un buen día...

lunes, marzo 17, 2008















Arráncame la piel con ese abrazo
que me adeudas desde el tiempo.

Congélame la savia expectante
que no ha cuajado con el olvido.

Hazme gemir tu nombre
ya no como un lamento.

Siémbrame el alma toda
con el fruto de tu boca.

Y despiértame muy suave
cuando de ti sólo quede el aura.

Arráncame
Congélame
Hazme gemir
Siémbrame
Y despiértame.

domingo, marzo 16, 2008


Me vino de pronto,

aunque quizás anunció su arribo una cuadra antes,

cuando recordé qué guapa me sentía hace un año más o menos y

qué distante estoy ahora de esa sensación.
El caso es que caminaba por uno de los pasillos del supermercado y la sentí.

Comenzó a invadirme desde el estómago hacia arriba primero,

hasta llegar al corazón y

luego de ahí al resto del cuerpo.
Fue una sensación similar a la que tengo a veces

cuando se hace el silencio de pronto,

cuando termino un libro o

cuando llego a la casa y no hay nadie.
Es vacío;

un vacío de orfandad,

de frío interior y

soledad.
Enseguida se me nubla un poco la vista y

pienso en refugiarme en una conversación amigable,

en un gentío improvisado o en esto,

la escritura.

sábado, marzo 08, 2008


En un minuto se desencadena el destino
implacable
inexorable
se detienen los relojes
se silencian las palabras
sólo la lluvia sigue cayendo.
La mirada captura un instante
que se hace eterno
único
imperecedero
y no queda nada más.
Vivimos en busca de ese destino
a tientas
lo desconocemos en su incerteza
vamos hacia él
ciegos
ignotos
anhelantes en la tarea de hallarlo.
Y cuando nos asalta por el costado
huimos
atemorizados por la certeza
de su llegada
implacable
inexorable.
En un minuto se desencadena el destino...

domingo, marzo 02, 2008


Lo pasamos bien el viernes en la noche...Parecíamos represas a punto de estallar; llenas de reflexiones de fin de vacaciones, de fin de semana y de otros fines más tristes. Pero logramos exorcizar la pena y, abriendo las compuertas de la palabra, dejamos salir la costra atascada y maloliente que teníamos dentro.

Bueno, los brebajes siempre ayudan poniendo más agudo el entendimiento y la bravura, pero para nosotras que gozamos de la facilidad de la palabra, estos sólo contribuyeron a apurar las sonrisas y el humor con que se deben enfrentar estos traspies existenciales.

Luego vinieron las cartas y la confirmación de algunas ideas que ya veníamos desgranando, pero ahora dichas por una crespa desconocida, con mirada inquisidora y brazos espásticos.

Una vez que la hora pasó y la velada debía llegar a su fin, debimos echar mano de toda nuestra dignidad para que nuestro bamboleo etílico pasara por sensualidad al caminar y así dirigirnos altivas y desafiantes hasta la avenida en busca de un taxi en donde depositar nuestra ya cansada humanidad.

Pero aún quedaba lavia para vertir un par de comentarios más y, como dos añejas adolescentes compinches, nos sentamos en un paradero a desmenuzar los últimos atisbos de unas vacaciones que se alejan demasido pronto. Acabado el análisis exahustivo del futuro inmediato, cada una agarró un auto y partió a perderse en un sueño profundo y en un incipiente dolor de cabeza que viene a confirmar que ya no estamos para tanto exceso: de trasnoche, de jarana, de alcohol, de juventud, pero con la firme convicción de que pese a esa cruel e inhumana certeza, nosotras no nos entregamos fácilmente y damos la pelea hasta morir.



Lo pasamos bien el viernes en la noche...