sábado, febrero 24, 2007


Uñas enlutadas en dedos crispados
alaridos destemplados
ciegos
voces acalladas en un espasmo incómodo
cuerpo acribillado
demudado...



Una imagen poética para una tarde de abulia, de ramas inmóviles recortadas en el cuadro de mi ventana...Sólo las aspas de gigantes mecánicos parecen respirar en esta ciudad, ahora silenciosa, casi agónica, sin el cosquilleo de transeúntes curiosos...

Una tarde a punto de explosionar en su apatía, salpicando minutos a esta pobre ciudad que yace como un enorme cetáceo dormido a merced del tiempo...

Soy la cronista del tedio, la celadora de ese sueño urbano, la eterna vigía que tritura la realidad desde su ventana...Pero también soy esquirla del cetáceo; soy reflejo de ocaso y soy un minuto en la vida de tantos.

martes, febrero 20, 2007

(Des)hacerse...

Hoy me dediqué a hacer un aseo terminal. ¡Qué difícil es desprenderse de papelitos, viejas cajas de fósforos, hojas secas, cuadernos de antiguas clases y un sinnúmero de pequeños tesoros que marcaron un momento infinito!
Es casi un sacrilegio deshacerse de trozos de memoria viva. Duele, pero a veces es necesario ese dolor para avanzar y atesorar otros momentos. Aún no estoy segura de si hice bien...tengo una sensación de desnudez y de orfandad y es curioso porque la memoria no va a parar al basurero...queda allí, intacta, pero se siente algo desvalida sin sus ropajes tangibles.

¿Por qué hoy precisamente? Tal vez tiene que ver con el estar preparándome para volver al trabajo, las clases y los niños...quizás es una breve despedida de estos días de relajo, en donde primaron el ocio, el viaje a mi puerto eterno y una inusitada energía por desprenderme de viejas ataduras, despegarme de cariños que ya no pueblan mi presente.

Quisiera que, con este acto, mi yo entero quedara dispuesto a nuevas aventuras, experiencias tan inolvidables como las que hoy se fueron, momentos tan sublimes como los que recordé mientras limpiaba mis rincones.

Ha quedado espacio para otros sueños.

Furia a más no poder...

Mi sombra se la llevó el presagio
y la canción se marchitó en tus labios
un beso se apagó con otro
y mi nombre fue reemplazado.

¿Qué hago esperando tu regreso?

No hay abismo más férreo que esta furia
esta furia que corroe y perpetra
este cuarto obscuro en que me he convertido.

Yo no quiero despertar con tu nombre anclado
ni recorrerte con un pensamiento estéril
me niego a correr por la pendiente de tu ausencia.

Sólo silencio he recibido a cambio

esencia de soledad y demencia.


Me niego a no ser habitante de tu recuerdo
porque yo lo construi a pulso y caricia
o ya lo olvidaste también?


Convierto mis lágrimas en sal
y en desértico pareje allí donde vivías en mí
no quiero seguir lamiéndote los pasos
ni hacer de tu búsqueda mi apostolado.

Pero
te amo aún
y duele parpadearle a la realidad
enceguece la certeza de lo inútil que ha sido evocarte
y desgaste el desprecio que de vuelta he conseguido

Un silencio de sepulcro
una marejada en los tímpanos
un dolor inefable
un aborto de entrañas
un hacerme invisible para los otros

................................................................

todo eso te lo debo...

Mil gracias, amor,
yo te amo aún.

lunes, febrero 19, 2007

Invitación...

Ven a descubrir el secreto de mi almohada
y a descifrar la corteza de mi mirada.

Ven a jugar con mi aura atolondrada
trae tu magia y tus descansos.

Ven a abrir la ventana de mi boca
para que se escape tu bienvenida.

Ven a mirarme desde la puerta entornada
mientras me desvisto de luna.

Ven a guarecerte en mis costillas
hasta que pase el tiempo y sus esbirros.

Ven a comerme los dedos y los ojos
hasta saciar la incógnita de mis misterios.

Ven
sólo ven
y súmale una pregunta a mis vértebras
dame un beso que desbarate mis huesos
y palpa esa piel que has imaginado tanto.

Sólo ven
y recuéstate a mi lado
hasta el duelo de la última hoja
de este deseo y del otoño.

Ven
sólo ven...

viernes, febrero 16, 2007

Palabras de ayer y de hoy...


Me revuelcan los finales.


No llegué al reparto de ellos, aunque los tenga que amamantar como a críos.


Soy una profeta de caídas de telón; las atraigo como a moscas y se quedan pululándome y haciéndome sombra.


Me atontan y deprimen (¡qué no lo hace!).


Los finales me descoyuntan el alma clamando que sólo existen; que son lo único cierto. Y cuando los tengo enfrente, me tapo los ojos y les lloro.


Ahora atravieso finales y trato de tragarlos con cuesco y todo, aunque se me irrite el esófago y el alma, aunque me palidezca el habla y se nublen las mariposas.


¿Por qué los finales serán tan largos y los inicios tan tenues?

¿Por qué, si los sabemos llegar, nos sorprenden?


Por la resistencia (¡qué más!)


Porque empeñamos el músculo si ello los puede confundir y errar el camino hacia el presente.


Porque nuestra vida no es tal si no reconocemos que nos esperan a la vuelta del camino para asaltarnos con su zarpazo desmembrador.


Y sólo allí quedan quietos (¡y nosotros también!), estupefactos, doloridos en la evidencia aplastante.


Allí están, nos decimos, los finales; los marcadores de pautas y de hojas de vida; los rieles que nos demarcan el hacer, los delimitadores de las primaveras.


Allí están y nos sonríen porque se saben esclavizadores; porque saben que, paradojalmente, dentro de sí llevan el germen del inicio...

SS

(postal de una noche porteña)

El chico-pobla, con su cabecita rapada y su trajecito negro, oculta su soberbia y estupidez tras su bate de fierro. Oculta su cobardía en la oscuridad de la noche, esperando lo que él llama "la escoria".

Su calva luce brillosa e ilumina una bandera chilena que está pegada en su brazo como el estandarte de una lucha que no entiende, pero que acata porque se la han grabado a fuego en su cabecita vacía.

El chico-pobla-malo no tiene más imágenes en su retina que la de los enemigos a su causa: extranjeros, travestis, punkies y todo aquél que no comulgue con su estrechez de cerebro y su falta de escrúpulos.

Mientras aguarda a la presa, recuerda su última reunión con el bracito derecho en alto, la manito estirada en saludo a un vejete que vio, alguna vez, en una película en blanco y negro.

El chico-pobla-malo-inculto no sabe pronunciar ese saludo de palabras fuertes y de idioma desconocido. Sólo sabe de la excitación que le provoca, del calor que le recorre por la venas y del deseo de destruir todo a su paso cuando acaba la sesión.

El chico-pobla-malo-inculto-ignorante desconoce que es utilizado por otro tan desclasado, perverso, sin educación y bajo como él, cuya única diferencia es que se mantiene a resguardo, en la sombra, porque lo tiene a él como carne de cañón.

miércoles, febrero 14, 2007

Voy de regreso...

Comienzo a desandar los pasos, a abrir los ojos al calendario...
Finalmente viajé más allá del puerto: viajé a mis orillas, a las profundidades de mis recuerdos cotidianos; me reencontré con los elementos que conformaron mi segunda identidad...
Regreso feliz de haber cansado las piernas en el deambular y agotado los esfuerzos en la retrospección que me mostró el primer tejido, la piel que, aunque cambió, algo de su textura aún persiste en mí.
Estoy preparada para retornar a la rutina, el smog y el transantiago...
Estoy preparada para las batallas porque esta guerrera veló sus armas durante estos 15 días y está presta a asumir sus desafíos.

viernes, febrero 09, 2007

Re-encuentro uterino...


Esta ciudad me encanta:
huele a matriz
a útero calientito que me hizo hembra
a familia adoptada a punta de borrachera y llanto.


Esta ciudad me protege:
me sabe
ronrronea mis oídos con cánticos juveniles
eriza mis vértebras con una Internacional lejana
parapeta mis recuerdos en sepia y los asila.


Esta ciudad me expulsa:
me aborta
empuja mi espalda hacia el presente
no tolera mi nostalgia insana
mi retroceso abísmico y demencial.


Esta ciudad me pare:
salgo de sus entrañas
llena de mucosas de recuerdo y memoria
hecha hembra cuarentona
grito, saliva y musgo.


Esta ciudad me despide:
me hace un guiño al crepúsculo
rasguña mi frente
me agita sus olores al viento
y me deja ir.


Esta ciudad me espera.

martes, febrero 06, 2007

Estoy aquí...

He subido a tus caderas
y recorrido tu pampa de casitas inclinadas.

He hablado con los gatos
y ahuyentado a las gaviotas que te inquietan el descanso.

He olido tus pudores de mar y tiempo
y he trabado amistad con las luciérnagas que
te alumbran de noche.

A cambio
me has devuelto el murmullo de tus escaleras interminables
y la filosofía profunda
de tus oxidados ascensores.

Me has mostrado fotografías
de aquella jovencita ansiosa que se buscaba
en tus noches de bares y tango.

Estoy de vuelta

Nos seguimos amando
y luego de tanto esperarnos
aquí estamos de nuevo
mirándonos hasta extasiarnos.