lunes, mayo 25, 2009

Envío póstumo...Lección por aprender...


La espera es una enfermedad maligna, que se cuela por la piel de forma silenciosa, pero no pasa inadvertida porque duele, y mucho.
Se aloja en el alma, en las sienes y te anuda la garganta hasta hacerte exhalar un quejido de dolor, de apremio, de angustia.
La espera sacia su sed con las lágrimas; esas lágrimas que brotan por dentro, imperceptibles, pero tan existentes que queman.
La espera, también, es la hermana no querida del tiempo; la que se burla de este y lo esclaviza hasta convertirlo en un mal paso.
Hoy espero y me duele.
Hay una asfixia que sube desde mi pecho hasta mi garganta y me humedece la mirada, mientras las horas me dicen, compasivas, que ya pasarán, que no desfallezca, porque el abrazo que tanto anhelo ya llegará.
Pero yo me rebelo y mis entrañas se revuelcan dentro mío por lo impotente que me siento, por lo infinitamente pequeña que me sé frente al totémico poder de esta pausa que me tiene distante de ti y a la que no puedo derrotar con solo quererlo.
No.
Nada se puede hacer contra la espera y, más aún, mientras más se le resiste, más hondo clava su hoja de hielo y más débil te deja a un lado.

00:23 hrs. Acaba de iniciarse un nuevo día y el mareo de comenzar a vivir desde cero me abruma. Parece morbosa esta cadena de horas que no tiene fin, no descansa, no se altera, ni cambia su rumbo; solo te envuelve, te aprisiona y te va dejando sin aliento.
He perdido la cuenta de las veces en que he tenido esta sensación de vacío, de que voy cayendo, ya sin fuerzas, por el inconmensurable abismo del tiempo muerto.
Es una caída tenue, pero áspera a la vez , que va rasmillándote el espíritu dejando abierta una herida.
No quiero sentir esto, pero ¿cómo negarlo?
Nada logra distraer la espera; los impulsos vitales parecen juego de marionetas, zarpazos tontos e infantiles que no logran ahuyentar la tremenda sensación de soledad.
Los suspiros, mientras tanto, intentan en vano atrapar aire; la mente busca desesperada una idea que aleje y distraiga. Pero nada funciona.

00:34 hrs. Parece que lo único que avanza es la pena; lo único que crece es la necesidad de verte, oírte, besarte para poder seguir avanzando, para tener un propósito.

00:40 hrs. Yo solo sé amarte.

viernes, mayo 15, 2009


Camino por la vereda izquierda,
esquivando el frío,
buscando el tibio atardecer de tu sonrisa sobre mi boca,
haciéndole una mueca al sol porque este invierno quedará cesante
de mi melancolía...estás tú.

En tu piel descubro nuevas primaveras
tan generosas
que se derraman en mis manos
tan sublimes
que arropan mis harapos de mujer insegura.

Quédate a mi lado para inventar la eternidad.


Te daría una bofetada
de verdades que dejaran
boqueando tu mandíbula
cínica
para después taladrarte
los oídos
con otro tanto de ideas que tu cabeza
no alcanza a calibrar,
incluso si fuera necesario,
abriría tu sesera
para depositarlas directamente ahí y,
de paso,
conocer el intrincado,
absurdo e
ilógico
mecanismo que la hace operar,
porque funcionar lo dudo.


Eres tan sorprendentemente leve
que las nubes envidian tu esencia
y el aire busca
desesperado
la forma de imitarte y
de hacer suyo
lo que en ti es tan natural.

Pero debo confesar
estoicamente
que me sorprendes
cómo no admirarse
de tu inigualable habilidad
ya que eres
una apología a la tontera...