viernes, julio 27, 2007

Una estampida de tiempo
me estrelló lejos de ti

y me mantiene prisionera de un recuerdo.

La memoria esclaviza

atrapa en su red azul

espanta el presente

e instaura la dictadura del pasado.

Enceguece la razón

desperfila el andar

y hace vanos los intentos de seguir.

Siempre vuelvo hacia ti

y a tu figura fantasmal

casi legendaria en mi corazón.

Las palabras se han secado

de tanto buscarte

las ha trizado el viento

las ha cubierto el polvo y el rocío

me las devuelve frías

como la muerte.

Ya no estás en sitio alguno

ni debajo de las piedras

ni en el recodo de las nubes

no habitas los otoños

nadie sabe de tu nombre.

Sólo yo sé de tu aliento

del que me niego a despojarme

más bien lo tejo y lo destejo

pensando que un día he de encontrarte.

No te venzas al olvido

no renuncies a recordarme.

Si llegara ese día

lo sabrían las mariposas y mis manos

ambas alas se caerían

en el sepulcro del silencio.

No me prives de tu mirada

antes que llegue la noche

esa eterna y absoluta

que me arrebate el último llamado

y me robe de la retina tu imagen amada.

sábado, julio 21, 2007

Llevo dos días soñando que me muero...no sé qué significa.
Hace algunos años, supe de lo absoluta que es la muerte y me di cuenta que es eso, precisamente, lo que nos hace temerla tanto. Una vez que ha pasado, nada tiene retorno; lo que no se dijo o hizo, no tiene oportunidad de ser nuevamente.
Busco dentro mío tratando de saber qué pienso respecto de ella; si creo que es sólo un umbral hacia otra vida, si pienso que es el final de todo o si se mantiene una conexión con esta dimensión que llamamos "vida real", "realidad" o cosas por el estilo. Se me confunden las convicciones, las ideologías y las creencias; lo que quisiera que fuera, lo que anuncian los libros o la teoría que me he construido con retazos de todas las anteriores.
No sé.
Para aplacar, en parte, mis eternas ansias de calma y quietud he intentado creer que allí se termina todo y comienza la nada; un espacio sin ruidos, ni voces, ni apremios, en donde comenzará mi paz verdadera, ésa que se me hace tan esquiva.
Cuando se trata de la partida de un ser querido, siento que es sólo un cambio de estado, que nos permite seguir sintiendo y percibiendo a quiénes se han ido; algo así como un entrepiso habitado por almas que están a nuestro alcance toda vez que no las olvidemos.
Quizás ambas teorías sean las que más me acomoden, pero siempre está la inquietud de la no certeza.
Pero lo más importante para mí es que debido a la magnitud de ese absoluto y de esa necesidad de buscar la calma, la decisión de morir debiera ser respetada sin contemplaciones, ni cuestionamientos, ya que estos últimos nacen del egoísmo y del temor que surge al saber que perderemos a alguien.
Creo que hay pocas cosas más violentas que impedirle a otro la voluntad de irse, porque cuando se ha tomado tamaña decisión es cuando ya nada es capaz de mantenernos acá y la angustia ha hecho presa de nosotros.
Entiendo lo difícil que debe ser quedarse impávido frente a una resolución como ésta, pero si pensásemos en lo que el otro está soportando, padeciendo y sufriendo, podríamos tal vez hacer algo con nuestros propios sentimientos.
No sé.

viernes, julio 20, 2007

Por esta vez
sólo por esta vez
le acestaré un golpe
a la melancolía
y le regalaré una sonrisa
a la noche
no sea cosa que se acostumbre
y ya luego
no pueda
dejar de reir.
¡Qué reclamo de mandíbulas!
Nada puede ser más perverso
y
morboso
que estar condenado
a la sonrisa.

miércoles, julio 18, 2007


mi piel erizada...

un deseo repentino

cristales derramados en mis sienes

sábanas huyendo de mi mirada


me busqué al otro lado del mar

la sal de mis piernas

elevaron pezones como mástiles y atalayas

caí rendida en medio de efluvios


...recién vuelvo a respirar...

sábado, julio 14, 2007

La LOCA

Sentada en un hall, esperando ser atendida por una gentil funcionaria de ese recinto asistencial, con un número 7 (el de la suerte) en la mano y mirando el marcador en números rojos colgado de una pared blanca, sintió súbitamente el vibrador de su teléfono celular.
La pantalla anunció, en su azul semblante, LOCA e inmediatamente un mohín de desagrado le cruzó el rostro.
De mala gana contestó y, al otro lado, la saludó una voz de ultratumba quejosa que reconoció al instante. La pregunta de la LOCA fue directa y muy concreta:
-¿Cuántas pastillas debo tomar para morir?, tú sabes de esas cosas y sólo tú, además, podrías contestarme esa pregunta.
Miró el marcador de números que avanzaba a paso lento y se dispuso a responder con la ira que ya le llegaba a la lengua:
-Mira, en estos momentos, tengo cosas más importantes de que preocuparme; problemas verdaderos y no tus arranques desquiciados.
Cortó. Cortó y le tomó el peso a sus palabras y las comparó con la demencia de quien la había llamado. Tuvo miedo; terror a que sus palabras tan duras se hubiesen convertido en la gota que ayuda a tragar pastillas incontables y decidoras.
Por varios instantes sintió un dejo de culpa que iba creciendo en ella, a la par con ir imaginando lo que estaría sucediendo con la LOCA.
Alejó la culpa con un intento de desparpajo y siguió en lo suyo, pero ahora menos concentrada, más mareada, como en shock.
Instantes después y ya sintiendo la responsabilidad en ciernes, temió llamarla y que no contestara.
Quizás hoy haya una persona menos en el planeta.

viernes, julio 13, 2007

De regreso...

Aún resuenan en mis oídos voces adolescentes, con ansias adolescentes, idealismo adolescente y compromisos de hombre nuevo.

Aún palpitan en mi retina cerros con casas a medio derruir, gente amable, de mínimas palabras, asombradas de ver a estos adolescentes encumbrados en techos de esperanza.


Nogales, un pueblo chico, cosquilleando la Panamericana, casi inadvertido, de raza pobre, de caminar lento; sin farmacias, ni vidrierías; tan apartado del ajetreo citadino y tan digno en su identidad rural.


Durante cinco días, me alejé de mí, aun cuando estuve más dentro mío que otras veces...la paradoja de los acontecimientos que nos impactan.


Me llené de palabras silenciosas, ventilé inseguridades en rincones de telarañas, curé pequeñas heridas de batalla y fui testigo asombrado de la continuidad de los sueños que no se quedaron en la historia, ni en un discurso polvoriento.


Hay un minúsculo instante que supera la barrera de los vocablos; aquél que posee esa emoción no descrita en diccionarios, ni manuales; esa sensación indescriptible de estar siendo parte de un evento glorioso, cuando se vive aquello por lo que uno ha esperado tanto: ver realizado el sentido que se le quiso imprimir al levantarse a diario para ir a cumplir con un "trabajo".


Todavía es muy pronto para poder descerrajar, en sílabas, todo lo que en cinco días me sucedió por dentro.


Todavía es muy pronto...


Aunque ya estoy de vuelta, algo de mí quedó enredado en esas calles y seguramente volverá con esa lentitud que invadía las tardes de Nogales.

viernes, julio 06, 2007


Estaré ausente por unos días. Iré, junto a un grupo de alumnos, a construir casas para familias que no aparecen en los gráficos del desarrollo-país. No puedo negar que la desazón me ronda por los cuatro costados; esa mezcla de angustia, temor y ansiedad que habita lo previo. Pero hay que desprenderse de las pequeñas mezquindades que pueblan nuestro estrecho mundo y salir a mirar la realidad de frente.

Espero que mis ojos logren abarcar la dignidad; ansío que mi risa sea pródiga y mis convicciones se vuelvan cobijo.