
reírme del frío de las mañanas
navegar entre la bruma y la niebla
enderezar mis turbulentos ánimos
llenar de pausas los silencios de mis entrañas.
Voy caminando hacia
el reencuentro de los perfiles mojados
la ventana que ya no atrapa ni confunde
la vena perpetua de compases luciferinos
el conjuro universal que define mi morada.
Aún me falta llegar
al barandal de mis pensamientos fatuos
a la corriente invisible de mis celadores lamentos
al corredor ruinoso del regreso demorado
a mi trémulo diapasón atolondrado.
Hoy sé que no es urgente llegar.
Hoy sé que un paso convoca inusitados parajes.
Hoy sé que lo raudo empaña los segundos y que son estos los anfitriones de los días.
Hoy sé que es probable que nunca llegue a tocar la cima de mis sueños, pero mientras estén allí, mirándome desde su olímpica envergadura, tendré un camino que recorrer.