viernes, abril 24, 2009

Vuelvo a balbucear, aunque no he dejado de hablar...


El tiempo y los aconteceres parece que me hubiesen enmudecido, pero, en verdad, mis verbos hoy van dedicados a ti.


Mis ojos se agrandan para abarcar el mundo y depositarlo en tus oídos y mis manos han madurado para decirte aquello que no me alcanza con la voz.


Voy tras tu sombra y tu aliento como un penitente, buscando la sonrisa que me muestra el camino.


Ansío la paz del silencio para soplarla en tu espalda y darte así sosiego.


Ato mis furias cuando te encaminas lejos de mi ribera y mi costado.


Padezco la urgencia de tu voz y me vuelvo sedienta de tu valentía.


Tejo mi piel cada mañana para recibir tu abrazo crepuscular.


Me hago aliada del correr apresurado del reloj que acorta nuestras distancias, pero me rebelo ante el segundo cuando eterniza la espera...


como ahora.

1 comentario:

Víctor Hugo dijo...

mmmm
magistral.....

a quién esperas?
jejejeje

VH