jueves, abril 05, 2007

La tarde cruza ufana el redil de mi ventana
en este sacrosanto preludio a esa muerte histórica
de la que tantos usufructuamos para seguir pecando.

Huevos de Pascua iremos a buscar en escondrijos
olvidando los huevos que Aquel tuvo para inmolarse por nosotros.


No sigan leyendo los livianos de ojos;

los ligeros de creencias,
los talibanes de la expresión.

Sólo quiero un ¡Salud!
por el que pecó primero en este atolón de faltas;
el que pecó de ingenuo,
de solidaridad
de amor fraterno en una cárcel de fratricidas.


Un ¡Salud! por el revolcón de siglos
(ése que es como la energía)
"no nace ni muere; sólo se transforma";
un reventón de apocalipsis
un reventón de hormonas
"el carrete de la vida " -qué más da.


Ya dije: los talibanes de la fe no tienen cabida.


Nosotros,
los
"otros"
que hacemos del cilicio
una marca de gym
un record guiness a tanto despilfarro
caemos en silencio mortuorio
por Aquel
que dio la vida por lo superfluo.

No hay comentarios.: