sábado, octubre 13, 2007

¡No hay caso con la soledad! Es tan aplastante que ahoga, tan atemorizante en su silencio mortuorio, que llega hasta detener los recuerdos que quieren venir a acompañarme un momento.
¿Dónde están las voces?

¿En qué reducto distante ha quedado guardada mi presencia?

2 comentarios:

Hiirondelle dijo...

Al final, todos estamos solos.

Es la mejor excusa que pude inventar.
Y ya me estoy terminando de convencer.


Feliz dia del profesor :)

Gonzalo Villar Bordones dijo...

un abrazo lleno de estrellas.