viernes, enero 18, 2008

El duelo

Anoche, a propósito que el calor me impedía dormir, decidí ir a la cocina en busca de agua. Al abrir la puerta me encontré, frente a frente, con una horripilante cucaracha. Ambas quedamos estupefactas con la presencia de la otra, de frente, como en un duelo de caballeros; ni yo ni mi asquerosa rival, atinábamos a aventurar un movimiento; ambas, seguramente, aterrorizadas.
Rápdamente mi memoria me trasladó a mis años en el internado y recordé cuando, de noche, salíamo al baño en plena oscuridad.

En esas fantasmagóricas incursiones, solíamos toparnos con ejércitos completos de esos insectos espeluznantes, que salían de debajo de cualquier cosa al amporo de la oscuridad.

En aquellos años y con la temeridad que da la infancia, no trepidábamos en echar por tierra ese mito que dice que estas desagradables criaturas sobreviven a todo, incluso un desastre nuclear, y con nuestros piececitos de niña, azulosos de asco, aplastábamos esos cuerpos oscuros, duros y sonoros al momento de mutar en papilla.

Con una sensación de malestar, volví al presente y descubrí, con asombro y terror, que mi rival había aprovechado mi distracción y, como la más cobarde de las alimañas, había huido...

En ese instante, la desazón hizo presa de mí, sintiendo que tal vez ésta iba a ser la vengadora de aquellas que murireron bajo mi minúsculo peso infantil.

Por si me estaba mirando desde algún rincón, no quise enviarle la señal de que estaba al borde de un colapso nervioso y salí de la cocina, con una dignidad plástica y efímera.

El calor y, ahora, la cucaracha, me hicieron aún más difícil el sueño, pero finalmente lo logré.

Llevo 24 horas de ese suceso...aquí estoy de nuevo...las condiciones tienen un dejo de macabra coincidencia: hace calor, no puedo dormir y tengo sed...PERO YA SOY UNA ADULTA Y NO ESTOY PARA DUELOS.

1 comentario:

ignaciev dijo...

hoy mate una barata,antes de hacerlo, al verla me dio mucho miedo, ese fue el efecto de este escrito que leí con anterioridad al suceso.