sábado, marzo 22, 2008

A veces las despedidas son dolorosas...bueno, casi siempre, pero es peor cuando alguien se va sin decir adiós...algo queda en el aire sin ser resuelto, vacilante e incierto.
El adiós, aunque suene resuelto y definitivo, sin retorno, deja un espacio que puede, eventualmente, ser llenado. En cambio la no despedida invita a la espera por tiempo indefinido y, convengamos, no hay espera que sea placentera, ni siquiera aquella que esgrimen las futuras madres o los padres ansiosos...las esperas siempre son una tortura; dejan la sensación de que algo está ocurriendo allá afuera y uno se lo está perdiendo, aunque sea sólo el pasar taciturno de una micro.

3 comentarios:

Gonzalo Villar Bordones dijo...

si, es mejor el adios.

casi mejor que un palabra dulce.

Anónimo dijo...

Toda partida es dolorosa...pero prefiero que duela fuerte y su estocada sea mortal...para llorar con razón y pasión, y después trabajar el olvido. No soporto la idea de que alguien se vaya a medias...sin que yo pueda asegurar que volverá...sin que yo pueda levantarme y mirar en otra dirección. Prefiero que me mire a los ojos y me diga : Adiós!, así sin más...entonces yo correré a mi guarida y a fuerza de estertores y sacudidas estremecedoras de agudo dolor lo iré sacando...lo iré expulsando...hasta que un día llegue a su raíz y con la pala de otros besos y la humedad de otros brazos logre sacarlo para siempre...para siempre.
No es para mi llorar sobre los recuerdos...a menos que esos recuerdos sean de otro tipo de amores...pero del amor sólo de dos, de ese me curo, si me hace daño me opero...me lo extirpo, convenzo a mi subconciente de su desamor y de su ausencia...luego estreno una nueva sonrisa y un nuevo perfume...y una nueva estrategia.
Gracias Adriana, por decirme cosas tan lindas...me emocionaste mucho con tu posteo. Que bueno que puedo ayudarte en algo. Si me necesitas ya sabes, cuenta conmigo. Planteame situaciones que juntas podamos resolver. A mi la Educación me apasiona. Enseñar me fascina. Compartir más todavía.
Un abrazo,
Ximena.

ignaciev dijo...

Ese tipo de despedidas siempre nos deja la sensación de que los caminos nuevamente se van a cruzar, y sera todo como en los viejos tiempos, aferrarse a la idea de que las relaciones no cambian por mas que lo hagan. Pero como alguien muy especial dijo hay que seguir los caminos que debemos seguir. No quiero sonar duro, pero es una buena mascara.

Esperando que nuestros caminos se vuelvan a cruzar.

Ignacio.