martes, abril 08, 2008




Hace tiempo que no oía palabras bellas, de ésas que a uno le endulzan el día y disipan las nubes. Hace tanto tiempo ya que el oído ha caído en desuso y comadrea con su amiga la incredulidad; ambos se encargan de presentar los petitorios de alerta y de máxima seguridad: hay que tener los métodos compirativos actualizados es la consigna que le repiten sin cesar a la razón.


Yo los miro desde mi atalaya; desde ese viaje astral que decidí darme en el momento justo en que comenzaron a tintinear los dulzones palabreos y opté por disfrutar el almibarado regalo que me había traído el otoño (siempre tan inclemente conmigo). Los observo resguardarse y tomar sus providencias; los observo confiar y entregarse a la Providencia.




3 comentarios:

Luis Seguel Vorpahl dijo...

escribeme, escríbeme. Saludos

george dijo...

Vigilia,
¡que palabra mas grande!
EL PENSAMIENTO MUERE EN LA BOCA
yo creo
que también se muere cuando lo escribimos, ya no vuela libremente,
queda clavado en el soporte...
Me sorprendo que dices que ya no oyes palabras bellas, que nadie te dice palabras de amor,
a lo mejor tus oídos están cerrados y no dejes entrar al mundo, que el otoño te pone triste...
¿no te recuerdes de los colores del bosque y que el interior de las casas se hacen mas acogedor y que habrá mas tiempo para amar?
Pienso en ti, no estas sola!!!

un besito

Víctor Hugo dijo...

y pensar que se pueden pensar ciertos pensamientos que en algún momento serán liberados por la boca del que piensa que puede echar a volar sus ideas..
para que otro los capture y los piense nuevamente

jejejeje
un abrazote!