martes, junio 24, 2008


Ansiaba crear lazos, pero no sabía cómo hacerlo; desconocía el paso inicial, la palabra primera. Mientras tanto, veía con estupor cómo el tiempo seguía corriendo descabritadamente a su alrededor.

Hizo vanos intentos de acercamiento y sólo obtenía por respuesta un rechazo evidente, un resquemor hiriente e incluso, en algunos casos, una huida despavorida.

Se preguntaba qué tenía ella de malo para provocar tal reacción en la gente. Siempre había vivido entre ellos; era nombrada por todos y tema de controversia para sabios y creyentes por igual.

Más de alguna vez había sido vista y conocida, pero nada de su encanto lograba apasiguar esas muestras de desprecio que tanto dolor le producían.

Descorazonada preguntó al oráculo cuál podría ser su karma, la causa de este exilio adonde la tenían recluida.

La respuesta no se hizo esperar: "Es tu nombre".

¿Mi nombre? -preguntó asombrada. ¿Acaso un nombre puede ocasionar tanta repulsión?

Tu nombre y lo que ello significa, pues -le dijo el oráculo.

Pero si sólo me llamo Muerte.

1 comentario:

Gonzalo Villar Bordones dijo...

cuando vengas a mi hogar vermeos aquella muerte que juega ajedrez en "El Séptimo sello"