lunes, julio 10, 2006

Letras


Dejo que mis manos deambulen las letras como en un mosaico de misteriosa magia, escogiendo a cada paso aquellas que sepan desnudar mis intrincadas ideas. El acertijo de mi mente cobra vida y descubre el mensaje que me ronda y me describe.
Cojo en andar por laberintos más oscuros cada vez, desempolvando viejas imágenes petrificadas como piezas de museo.
Tantos nombres, recuerdos y hasta nimiedades; tantas caras y situaciones que fueron arrumbándose en el altillo de la memoria y que ahora son iluminadas con el haz de mi lápiz.
Escenas ancestrales, fantasmagóricas y neblinosas quedan al descubierto, en la transparencia de aquello que, por la pérdida de luz, pierde el color de las sensaciones.
Mi lápiz como un bisturí líquido va deshojando las capas del polvo de los años, devolviéndole la vida a este legajo de emociones.
Pero no es hora de detenerse en ninguna en particular. Sólo es tiempo de abrir una brecha para que más tarde sea fácil el regreso a estas latitudes; para que los cajones queden abiertos y el viento descorra las briznas de olvido enredadas en estos reflejos de pasado.
Ha terminado el recorrido. Mi lápiz, exhausto, pide un remanso y yo dejo quieto su arduo caminar hacia atrás.
Por hoy, los pasos han sido dados y la memoria yace abierta de par en par hasta una próxima visita.

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