sábado, julio 14, 2007

La LOCA

Sentada en un hall, esperando ser atendida por una gentil funcionaria de ese recinto asistencial, con un número 7 (el de la suerte) en la mano y mirando el marcador en números rojos colgado de una pared blanca, sintió súbitamente el vibrador de su teléfono celular.
La pantalla anunció, en su azul semblante, LOCA e inmediatamente un mohín de desagrado le cruzó el rostro.
De mala gana contestó y, al otro lado, la saludó una voz de ultratumba quejosa que reconoció al instante. La pregunta de la LOCA fue directa y muy concreta:
-¿Cuántas pastillas debo tomar para morir?, tú sabes de esas cosas y sólo tú, además, podrías contestarme esa pregunta.
Miró el marcador de números que avanzaba a paso lento y se dispuso a responder con la ira que ya le llegaba a la lengua:
-Mira, en estos momentos, tengo cosas más importantes de que preocuparme; problemas verdaderos y no tus arranques desquiciados.
Cortó. Cortó y le tomó el peso a sus palabras y las comparó con la demencia de quien la había llamado. Tuvo miedo; terror a que sus palabras tan duras se hubiesen convertido en la gota que ayuda a tragar pastillas incontables y decidoras.
Por varios instantes sintió un dejo de culpa que iba creciendo en ella, a la par con ir imaginando lo que estaría sucediendo con la LOCA.
Alejó la culpa con un intento de desparpajo y siguió en lo suyo, pero ahora menos concentrada, más mareada, como en shock.
Instantes después y ya sintiendo la responsabilidad en ciernes, temió llamarla y que no contestara.
Quizás hoy haya una persona menos en el planeta.

1 comentario:

Gonzalo Villar Bordones dijo...

cuánto sufrimiento del mundo lleva la marca de nuestra culpa?

cuánta alegría le contrapesa?