sábado, septiembre 16, 2006

Descuido...

Una lágrima reventó en mi mejilla
descendió salada y rebelde,
llevaba dentro de sí
un recuerdo y un dolor.

Se escapó del caudal
represivo de mis ojos
y fue a perderse en mi cuello
anudado.

Tantas lágrimas bañan un cuerpo
y no llegan a ningún mar.
Por cada una que se sacrifica
nacen tantas más.

Son fuente inagitable de suspiros
torrentoso manantial contenido
que sólo a ratos logra escapar.

He probado su recorrido salino
con disimulada ternura
y he dejado también que me hieran
para redimirme en su escozor.

Hoy bajó una lágrima de mis ojos
y no me atreví a detenerla;
podría ser que con ello
ya no pudiera detener el dolor.

2 comentarios:

Luis Seguel Vorpahl dijo...

guau...haz dado duro esta vez, y a todos, haz puesto en palabras lo que todos alguna vez hemos sentido e intuido, gracias y ojalá un día pueda recoger yo esa lagrimita.

Gonzalo Villar Bordones dijo...

me gustan las lágrimas, son una expresión del alma.