viernes, octubre 27, 2006

Boleta tardía...

Llegó del pasado un amigo al cual dejé de frecuentar a los 15 años y apareció con una andanada de recuerdos de aquellos días.
Mi cara iba transformándose desde el asombro a la suspicacia. Nada me era familiar de todo lo que él decía.
Su cara, en cambio, iba de la suspicacia al enojo por lo que llamó "mi falta total de apego a los recuerdos y su gente".
Acto seguido, un sermón de aquellos, donde las palabras "raíces" e "identidad" se repetían hasta el hartazgo. No medió mucho tiempo hasta que mi enojo fuera patente.
¿Quién, si no uno mismo, filtra y graba las imágenes del pasado?
Como una vieja encolerizada, me reprendía e instaba a que exprimiera mis ya agotadas neuronas en función de nombres y caras que "yo debía tener presente porque uno es hoy lo que fue ayer" TOMA!!!!!.
Conclusión: soy una desarraigada que probablemente padece esta inestabilidad emocional producto de que mi memoria es un saco roto, que olvida lo que ha vivido.
Luego de su reprimenda bociferante se fue ofuscado y sin ganas de volverme a ver.
Con esa decisión tan drástica sólo consiguió no enterarse jamás que acabo de olvidarlo a él también.
¡¡¡¡Nadie me viene con guevás!!!!

1 comentario:

Luis Seguel Vorpahl dijo...

Y esa libertad que has mostrado al revelarte contra la idiotes es la que se visualiza tan nitidamente aqui, en este escrito, un abrazo por ello