sábado, octubre 21, 2006

He paseado mi humanidad noctámbula por el Santiago etílico de noche de viernes; como queriendo asir algo que ni siquiera sé qué es....cunetas bañadas de esperma anhelante en busca de asidero; un Parque Forestal inseminado de parejas arañándose un destino inefable y la Plaza de Armas teñida de suspiro limeño vestido de puta inmigrante.
Yo en un taxi de vuelta de un margarita que me despertó el ojo avisor de realidad ( la mía y la de tantos) y que, al final, me deja un sabor de realismo que no alcanza para el mágico de García Márquez porque la mixtura de brutalidad y decadencia te golpea la mirada y te deja en estado de compasión.
Es mi ciudad, mi cementerio de identidad y mi sementario de identidad también.

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