martes, noviembre 21, 2006

Infinito...

Cuando un nombre se apaga
despierta un farol en el infinito...
Hoy, la noche será
menos oscura que ayer...
Una gota de mi sangre
reposa en la eternidad...
Las lágrimas darán
paso al recuerdo imperecedero...
¿ Qué podría decirte, amigo, para aplacar la pena que te deja mudo; para explicarte por qué los relojes seguirán su curso a pesar de que el tiempo se ha detenido para ti ?

Se atolondra el diccionario; queda mudo el lenguaje; no hay brebaje que aminore el dolor; no tengo palabras, sino sólo un silencio acompañante, una caricia en la mitad del camino, un aliento que será, seguramente, un náufrago en medio del bravío sentir que te embiste ahora.

Tampoco quiero hablarte del tiempo y sus curaciones, porque sería blasfemar.

Sólo déjame decirte que no existe el olvido... nada corrompe el recuerdo de una caricia, el olor de una madre, la voz de quien estuvo antes que todos, el seno que nos impulsó la vida y ese regazo que traspasó los años con su presencia silenciosa...no existe el olvido.

Te quiero, mi amigo.

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