lunes, agosto 14, 2006

¿Cómo reconocer el pasado de los espejos?

Recorrer el pliegue de lo remoto que hay en ellos;
descubrir el líquido que los convoca
y ser invisible a su reflejo
para sorprenderlos en su labor de perpetuar momentos.

Un espejo es un ente vivo;
se alimenta de nuestras intimidades;
un ser impertérrito y mudo,
pero vivaz en su mirada escrutadora.

No es manos, ni boca
sólo ojos;
un hueco profundo en la irrealidad que transparenta;
un cautivador;
un loco enajenado por imágenes ajenas.

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