domingo, agosto 20, 2006

¿No será su tonto presagio?


¿Quién no ha tenido una de esas tardes de soledad rotunda en las que el teléfono no suena ni para número equivocado y la puerta no llama ni para evangélicos buscando salvar almas perdidas y la lengua sólo quiere batirse y evadirse en una larga y adiposa conversación banal de domingo por la tarde?
La tarde está como esas gomas de mascar que, de tanto darles vuelta y rumiarlas, quedan exagües debajo de una mesa o tiradas a la vera del camino.
Hay sol primaveral (y lo celebro), pero parece haber aletargado al kilómetro cero de esta larga y angosta faja de tierra. Si hasta las antenas de celulares han dejado, por hoy, de emanar sus ondas cancerígenas y las aspas monstruosas de tanta grúa del progreso han detenido su habitual movimiento de pélvico cemento en construcción.
¿No será que tanta inmovilidad es presagio de desgracia?
¿Acaso no se acuerdan de la calma que antecedió al terremoto de aquel apasible domingo del 5 de marzo del ´85?
¡¡¡¡¡A confesarse por si las moscas!!!!!
No será cosa que.........

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