viernes, agosto 11, 2006

Debían tocarse a hurtadillas y mirarse esquivamente, aunque la pasión que los embargaba daba como para un incendio de proporciones dantescas.
La noche y la clandestinidad eran sus cómplices; se sentían a sus anchas y se prodigaban besos y caricias al amparo de la oscuridad.
De ese modo, único modo, podían amarse, ya que durante el día sólo un guiño, un gesto austero, los acercaba.
El amanecer los pillaba siempre elucubrando con ese mañana que nunca llegaba; cuando pudieran mostrar, a los cuatro costados, lo que sentían el uno por el otro.
En cuanto sonaba el despertador, se levantaban, vestían y partían al trabajo, el mismo para ambos.
Llegaban desfasados y se saludaban reciamente; así, como se saludan dos hombres que no pueden demostrar lo que vivieron horas antes.

2 comentarios:

dreamparanoid dijo...

No sabía de grabaciones de extirpación... solo he visto cuando se extirpa un ser humano...


En un principio el texto me hizo pensar en una infidelidad, en lo confidente de los amantes...

Algo así también es un amor homosexual... es nocurno, escondido e infiel a lo social.

Gonzalo Villar Bordones dijo...

el secreto, encierra, violenta, pero incrementa la pasión.